miércoles, 5 de octubre de 2011

Visita a Sallaga, campamento nómada. Primer día, primeras impresiones.

Ropas típicas de los nómadas, turbante en la cabeza y sable colgando del hombro. 6 de la mañana. Riskoi conduce, yo de paquete. Rumbo en moto a Sallaga, campamento Peul.

El viaje no fue del todo confortable. Afortunadamente viajábamos hacia el norte, el sol que comenzaba a salir quedaba a la espalda. Pero las cuatro horas de viaje para recorrer algo menos de 200 km. se hicieron largas. La carretera hasta Tanout tiene más socavones que asfalto, y de Tanout hasta Sallaga simplemente no hay carretera, sino caminos de arena. Uno se sentía en el París-Dakar.
Aunque sorprendía lo verde que estaba el campo a los lados. Las fuertes lluvias dan la vida a los cultivos, y los resultados empiezan a aflorar. Las plantas del mijo, altas como las del maíz, ponían límite a la carretera y llenaban el paisaje. Uno se sentía en Galicia.

Con las piernas duras y mucho cansancio, por fin llegamos al campamento. Ya kilómetros atrás el verde había empezado a mezclarse con el marrón arenoso. Sallaga está en un amplio llano a las puertas del desierto, y si lo visitamos fuera de la época de lluvias el verde escaseará. Se podía definir simplemente como un grupo de resistentes tiendas en medio de la nada.

Los peul son un pueblo nómada del Sahel y del Sáhara. La imagen del hombre con turbante a lomos de un camello recuerda a la de los más conocidos touaregs, con quienes guardan muchas similitudes y una buena relación. Esta etnia está extendida por el norte de África. Podremos encontrar gente de etnia peul en Senegal, Guinea Bissau, Guinea, Mali, Burkina Faso… pero son pocos los que todavía siguen llevando la vida nómada. La vida del pastoreo ambulante y la agricultura. Difícil es verlos sin algún animal cerca. Cabras, camellos, corderos, vacas…

Cuando ves que empiezas a ver cada vez más camellos a tu alrededor quiere decir que estás entrando en zona peul. Y allí estaba Gado, padre de Riskoi y jefe jefazo del campamento, para darme la bienvenida rodeado de los pequeños y pequeñas que empezaban a acercarse curiosos a ver al pálido visitante. Yo estaba un poco expectante, ya que se me había prometido una fiesta de recepción en la que los 60 habitantes del campamento tomarían té conmigo para darme la bienvenida y agradecer la visita. Como el té y el azúcar irían a mi salud y bolsillo, y con el reparo que puede dar tal situación, había dicho que no era necesaria tal movilización. “Nosotros hacemos así cuando alguien nos visita” fue la respuesta. Y cuando algo es cultural, simplemente no se toca. Así que pagué los 60 euros que se me pidieron y deseé pasar un rato más inolvidable que vergonzoso.

Pero todavía no era el momento para la fiesta y el té. Lo primero era tirarse a la sombra y descansar. Estábamos entre tres pequeñas paredes y bajo un techo hechos de cañas de madera. Estábamos en la escuela del campamento. De unos 6 m² y un tanto perjudicada por la lluvia y el viento, esta peculiar aula fue hecha recientemente gracias a la gestión de Enrique, el anterior voluntario de la ONG que estuvo por aquí, y con fondos llegados desde Madrid. El cole acoge a los 50 niños del campamento y alrededores. Pero eso sólo durante el curso. Durante las vacaciones es el lugar de reunión de los hombres, que pasan allí horas tirados tomando té, aprovechando la mejor sombra del lugar.

Y eso es lo que hicimos prácticamente todo el día. Para saciar la sed me trajeron fresca leche de vaca recién ordeñada. Estaba rara. Era dulce, pero rara. No estaba del todo mal.

Antes de la puesta de sol por fin nos levantamos y salimos de las sombras. Nos dirigimos a ver el pozo que da vida y nombre al campamento (sallaga significa pozo en lengua peul o fulfulde). Allí un grupo de niños ponían el ingenio y un grupo de burros la fuerza para sacar agua de las profundidades.

Y el sol bajó y bajó hasta desaparecer. Yo esperaba que la luz se fuera con él y que no pudiéramos ver absolutamente nada. Pero esto no ocurrió. Durante toda la noche la claridad permitía ver mucho más de lo que hubiera imaginado, sin saber exactamente de dónde venía. El cielo estaba enorme y enormemente repleto de estrellas, las cuales estaban más cerca de la Tierra que nunca. No había mejor techo bajo el que echarse a dormir. Y así hicimos. La temperatura bajó unos cuantos grados, lo cual facilitó el sueño y el descanso. Al día siguiente me esperaba la famosa fiesta y quién sabía qué más sorpresas o no tanto.

Buenas y nómadas noches.

Continuará…

8 comentarios:

  1. oooooooo que bonita historia!!!

    !Federico gracias por acercarnos por un ratito a África!

    Escribes genial!Y aunque ya me sabía la historia me la he imaginado de una forma totalmente diferente......que bonitas son las noches africanas.

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  2. Fede Kapuscinski dijo...

    ¿Fotos? Esta historia va por capítulos... Poco a poco!

    Pues sí que las noches africanas son bonitas, me alegro de poder acercároslas un poquito. (De verdad que el cielo de noche estaba espectacular)

    Muchas muchas gracias por el apoyo y los comentarios!!

    Continuará! (Sí, continuará Iván, como en las series!!)

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  3. Emocionante!! Parece que está surgiendo el escritor que llevas dentro, así que ¡¡enhorabuena!! nos tienes a unos cuantos enganchados a tu historia y tus relatos. La noche en el desierto fue una de las cosas que más le habían impactado a Cris en Marruecos. Supongo que también a mí me sobrecogería, ya me pasa aquí nomás, en una buena noche con las pocas estrellas que las ciudades permiten ver...me suele dar...un...no se qué en el pecho, eso...¡¡que me emociona mucho!! (anoche lluvia de estrellas admirada "fugazmente" desde el paseo marítimo, allí lejos donde casi no pasa ni la santa compaña...)
    Bueno está claro que hagas mucho o poco para lo que fuiste, estás teniendo unas vivencias emocionantes (o no) que por si solas ya valen la pena. Un besazo y a falta de lograr coincidir, piensa que el blog está siendo mi única toma de contacto contigo, así que a escribir!! T.Q!!

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  4. Fede Kapuscinski dijo...

    Hola! Sí me acuerdo de lo que había contado Cris de la noche en el desierto. Esto no era desierto desierto pero el cielo seguro que era parecido. Ahora que hablas de estrellas fugaces, también había, vi unas cuantas. Me olvidé de comentarlo!
    Me alegro de tener "enganchados" al blog, como si esto fuese una serie yanki.

    Por cierto, difícil coincidir, que nunca te veo conectada al skype!
    Un beso!!

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  5. Fede Kapuscinski dijo...

    Jajajajajaja!!
    Fuiste la visita 1.000??
    Ayyy ahora tengo que pensar un premio!! :D

    Pensé ayer en poner "se acerca la visita nº 1.000" y meter algún premio, pero de coña claro... que estoy muy lejos!
    Y ahora entro y ya vamos por la 1.011!
    Isto vai que voa!
    Habrá que ir pensando en sacarle rentabilidad a esto... :D

    Felicidades fiel seguidor!

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  6. AudraNónima:

    FEDEEEEEEEEEEEEEE!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
    si, es una p...(utada)
    si, es una pena...
    si, es horrible...
    si... la vida (lamentablemente) es asi...
    pero una vez tomada esa decisión, en el minuto 1, tenias q tomarte un avión de vuelta a casa!!! pero YA!
    asi q, egoistamente,
    VENI AHORA!!!

    (BREVE Y DIRECTO)

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